Él pasaba a través de animales sin rayarlos.
¡Reses vacías! Como el viento sopla fuerte, éstas, por momentos, se convierten
en columpios y el hombre aprovecha para mecerse… El juego se repite incesante.
Empieza a cansarse. Entonces, baja, da algunos pasos, pero una de sus piernas
se atasca en una porción interior de uno de esos animales que, fuera, se
encontraba dispersa.
Gracias a que las acciones descritas no se
hallan adheridas a esta historia por un título, haciendo mucho esfuerzo, pudo
sacar la pierna.
Y, por ende, salvarse.