El propietario estiraba a lo alto sus
sentidos un tanto más de lo tolerable… Y, de repente, ¡saltaron! ¿Hacia dónde?
A relieve.
Camina tras ellos pero tropieza con un
recipiente de leche que, volteada, se acumula verticalmente… Forma, ¡qué cosa!,
las paredes del envase que la contuvo.
Esto sucede —expresión hacia la cumbre de la
ley “Causa efecto”— cuando los sentidos se desbordan más arriba de lo
permitido.
Y ahí está, La Llave, en alto relieve, o,
si se prefiere, La Clave.
Clave, amontonada hacia arriba.