lunes, 12 de octubre de 2015

PRISIONERO

     En el centro estaba una cartera ocupada parcialmente por un trozo de vidrio que remeda el sitio con labrados íntimos al detalle: huellas digitales, manchas pequeñas… Un perro, que por alguna razón se encuentra oculto dentro de las paredes, animado, va hacia la cartera y con el hocico se adueña del fragmento.

     Rasgaba el aire por donde se moviera.
    
     Suelta el vidrio para acariciar con la lengua los rasguños, sin embargo se tragó uno.

     Con ese añadido ya no podrá volver a la pared.

     Queda prisionero del verbo:


MOVER.